Pug and Food

Teníamos muchas ganas de publicar esta entrada que hemos tardado tanto en escribirla como lo que hemos tardado en ir a conocer la versión mejorada del Restaurante Lúa: demasiado.

Cómo sabéis, nuestro restuarante de cabecera durante los últimos ¿4 años? había sido Piñera. Nuestra apuesta segura para acontecimientos, sorprender a nuestros amigos, etc. Y la culpa de esa "obsesión" que teníamos con Piñera era, además de su cocina, su plantilla. Ya os contamos que era como estar en familia.

Por eso cuando a finales de verano se produjeron tantos cambios, nos quedamos huérfanos de restaurante... Sabíamos que teníamos que ir a conocer el lugar que había hecho que Óscar Marcos, jefe de sala en Piñera junto con Jorge Dávila, dejara nuestro restaurante de los domingos y sabíamos que nos iba a gustar. Lo que no sabemos es porque tardamos tanto en ir.

Al lío. Óscar ahora está en Lúa, mano a mano con su cocinero de siempre Manuel Domínguez y entre los dos se han encargado de darle una vuelta increíble tanto al local como a la carta, siempre con esencias Gallegas, como el cocinero.

La sala, que vamos a contar, nos encantó: toques modernos con antiguos e industriales, con piezas únicas en el mobiliario. Pequeñita, agradable, acogedora... Con unos ventanales muy luminosos. El ambiente distendido: familias, parejas y algún extranjero obnubilado por la cocina española.

En cuanto a la comida, sin palabras, pedimos el menú degustación que era una sorpresa tras otra, con este toque galleguiño que te conquista al instante: yoghurt de foie, ceviche de zamburiñas, atún en sashimi con polvos de nacho (flipa), ensaladilla rusa de langostinos (posiblemente la mejor que hayamos probado, fina y exquisita), sopa tipo castellana con trufa, pulpo a la brasa, carrillera de ternerna puré de patata al curry...

Disculpad si no nos acordamos de los nombres exactos, aunque por otro lado olvidar lo que os hemos dicho porque cada semana cambian el menú en función del mejor producto del mercado.

Otra cosa muy importante en la que nos tenéis que hacer caso: pedirle a Óscar que os sugiera los vinos que él considera como acompañamiento a cada plato. Pero concededle total libertad porque es increíble todas las sorpesas que se guarda bajo la manga: combinaciones nunca imaginadas, nuevos productos... Un festival para el paladar. Eso nos encantó (o quizá fue por eso que nos fuimos tan contentos...)

Relación calidad precio: Muy buena, el menú cuesta como 50 euros aprox. más bebida. Un lujo y un capricho al alcance de cualquiera.

Estamos deseando repetir y seguro que va a ser nuestro nuevo restaurante de cabecera.